Obtener la licencia de funcionamiento ante la Secretaría de Educación ha sido para El Taller un camino arduo, pero profundamente significativo. No ha sido solo un trámite administrativo, sino la validación de que las escuelas alternativas también tienen un lugar legítimo en el sistema educativo, aportando nuevas formas de enseñar y aprender.
Durante dos años llevamos adelante este proceso, enfrentando complicaciones y retos que pusieron a prueba nuestra constancia y compromiso. El gran desafío de proyectos como el nuestro ha sido demostrar que, aunque las dinámicas y metodologías son distintas a las de un colegio tradicional, los niños y niñas adquieren los conocimientos necesarios para la vida. En El Taller lo hacemos a través de ambientes preparados, materiales diseñados con precisión y estudios respaldados por la neurociencia, que avalan el método Montessori como una propuesta de aprendizaje significativa.
Este camino no estuvo exento de dificultades. Boyacá, siendo un territorio con profundas raíces culturales y educativas tradicionales, a veces se resiste a abrir espacios para modelos distintos. Sin embargo, logramos mostrar que detrás de cada actividad, de cada ambiente, existe una estructura organizada y un orden académico sólido. Construimos un Proyecto Educativo Institucional (PEI) claro, una malla curricular coherente y un enfoque integral que incluye la educación social, ambiental y sexual, garantizando así una formación completa.
Hoy celebramos este gran paso, no solo como un reconocimiento a la organización y disciplina del Taller, sino como un triunfo para la educación alternativa en nuestra región. Esta certificación nos garantiza ser reconocidos oficialmente como colegio y, sobre todo, nos abre la puerta a mayores beneficios en procesos futuros de becas y apoyos de organizaciones, lo que permitirá seguir ampliando nuestro impacto en la comunidad.
